lunes, 13 de enero de 2014

Vas llenando la historia de tu vida con pedacitos de alma de aquellas personas que dejaron huella en ti.

Te levantas un día y te das cuenta de todo lo que ha cambiado en tu vida. Ya no eres la niña que iba de la mano de su padre, a la que le encantaba ir al parque pero se mareaba en los columpios. Ya no eres esa a la que se la podía engañar con una sonrisa y unas palabras bonitas. Ya no eres la que creía que la amistad podía ser eterna, la que pensaba que los amigos eran de verdad. Sabes que no todo son buenas intenciones, que existen malas compañías y buenas, aparentemente. Aprendes a decir que no con voz firme mientras por dentro susurras un quizás. Aprendes que no todo son alegrías pero a la misma vez aprendes a disfrutar cada momento como si fuera el último. Vas llenando la historia de tu vida con pedacitos de alma de aquellas personas que dejaron huella en ti. Vas acumulando buenos momentos, penas y alegrías. Vas trazando tu camino escogiendo a quienes quieres que caminen contigo. Y conforme pasa el tiempo más intensamente vives cada segundo. Y en el último suspiro de tu alma sabrás si ha merecido la pena.

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