martes, 25 de noviembre de 2014

Mi, posesivo.

Quizás por inercia o costumbre tendemos a querer poseerlo todo. Y, por poco que tengamos, decimos este es mi coche, mi casa, mi novio/a, mi vida...
Y es curioso porque desde pequeños nos enseñan a compartir, empiezan por decirnos que tenemos que compartir los juguetes y terminamos por aprender a compartir nuestras vidas; es en ese momento cuando empezamos a dejar de lado el posesivo "mi" para pasar al "nuestro": nuestro hogar, nuestra relación, nuestra vida...
Y no por compartir dejamos de ser libres, no por tener una vida de dos dejamos de tener vida individual.